
Todos tuvimos traumas infantiles,
algunos eran producto del miedo que nos metían los adultos
como el típico: "No te comes todo y el viejo del saco te llevará",
hubo otros que eran propios de la edad, como la oscuridad
y algunos simplemente fueron producto de quizás que lesera rondando en nustras mentes.
En mi caso tengo algunos recuerdos puntuales:
Los payasos, no fue ni por la película de los payasos asesinos, ni por experincias horribles en el circo. Mi temor por estos seres se basó por un payaso en particular, tenía como tres años. Un día íbamos pasando en auto por Bellavista, cerca de la facultad de Derecho de la Chile, en el puente el auto se detuvo y vi por la ventana un payaos que venía caminando hacia nosotros. Al principio lo encontré lindo, pero me llegué a recagar de miedo cuando me di cuenta que el gracioso se sacaba su cabeza! Es imposible que una peque no se quiera arrancar del auto al ver que un idiota hace tal "gracia" para amenizar la hora del taco, o sea qué estaba pensando el imbécil que estaba disfrazado... qué era más lindo?... Desde entonces que no puedo ver un payaso sin ponerme nerviosa.
La oscuridad, típico miedo, no poder ir al baño de noche, taparme entera cada vez que se cortaba la luz y prender hasta el celular si es necesario para buscar algo al lado de mi cómoda hasta ahora.
Zapatos rojos, los odio con todo mi ser y jamás entenderé por qué la primera vez que intentaron ponerme un par salí corriendo de la zapatería. No los puedo ver, me ponen histérica, quizás me recuerdan a los payasos. El punto es que jamás los puse usar.
Ovnis
, justo se dio el boom de los avistamientos y los "encuentros cercanos del tercer tipo". No me perdía programa alguno que no hablara de estos seres que nos visitaban y hacían piruetas en el cielo, aunque moría del miedo por dentro me encantaba ver documentales y a ufologos chantas hablando del tema. Una vez vi una foto en el diario de un marciano que supuestamente había sido encontrado en una nave, tenía los brazos unidos y los ojos como aceituna.... sólo atiné a cerrar el diario.
EL punto es que nadie nos dice cuando niños que a todas las cosas que les tememos no son más que mentiras, historias para obligarnos a hacer la tarea, cuentos baratos del momento que se convierten en sensación o simplemente tonteras de uno que cuando pendex no se da cuenta que lo más terrible empieza al crecer.