Somos la generación que nació en la década de los ochenta, la generación que hasta el día de hoy sigue siendo dejada de lado, así es. ¿Se han dado cuenta que siempre nos hablan temas históricos de antes que nosotros naciéramos? También vivimos procesos importantes, fuimos prácticamente la última generación que nació bajo una dictadura o régimen militar, como lo quieran llamar, para después vivir en un país democrático. Nuestra memoria histórica vagamente puede empezar con la caída del Muro de Berlín, el cambio de mando en nuestro país. Somos la generación que en un futuro no muy lejano tomará decisiones importantes, somos quienes en este minuto estamos liderando un proceso que nuestros padres jamás imaginaron.
Nuestra infancia la vivimos en la década del noventa, cuando aún se le mandaban cartas por escrito al Viejo Pascuero y pocas veces nos traía lo que pedíamos y nos amenazaron con el Viejo del Saco si no nos comíamos todo. Vivimos la época en que la moneda de cinco pesos aún tenía valor para comprarnos los dulces media hora y conocimos el billete de quinientos pesos que nos hizo sentir millonarios cada vez que lo tuvimos. Eran los tiempos en que nos comíamos el Cola Cao y los jugos Yupi en polvo y en que el Trululú costaba cien pesos. Fuimos los que vivimos el cambio a las láminas autoadhesivas de los álbumes, y comenzamos a jugar las láminas, no faltó el que hizo trampa y se humedeció las manos para darlas vuelta. Aparecieron los tazos en nuestra vida y fueron la revolución de todo niño, comíamos miles de golosinas sólo para poder tener la colección entera.
Jugamos a la cuerda de saltar, al elástico, con la pelota de fútbol que era usada para la pichanga, las naciones y a las quemaditas, la payaya, las bolitas, la pinta, la escondida, el sol, el caballito de sol, nos manguereamos las tardes de calor y nos reventamos bombitas de agua sólo por diversión. Supimos lo que era jugar todo el día en la calle hasta que las luz del sol despareciera y nuestros padres nos hicieran entrar, llenos de moretones y heridas en las rodillas escuchábamos los regaños para luego ir a bañarnos de mala gana.
Somos la generación de Cachureos, ¿quién no le tuvo miedo al Tiburón y odió a Chanchoman?, también disfrutamos con el Profesor Rosa y Guru-guru, los mismos que años después aparecieron en un video puteándose el uno al otro y que nos íbamos también nos fuimos a dormir después de ver Tata Colores. Crecimos viendo series como Salvados por la Campana y el Príncipe del Rap, donde Will Smith era el tipo con más estilo de todo el mundo y era la época en que los Simpson sólo eran para adulto, y eran transmitidos los viernes después de Video Loco. Claro que algunas series traspasaron las pantallas y se transformaron en nuestros juegos, como los Power Rangers, Dragon Ball, Sailor Moon, Supercampeones y los míticos Caballeros del Zodíaco, las patadas, los saltos y los moretones por creernos algún personaje nos valió más de un tirón de orejas.
Nos vistieron con jeans con suspensores y peinados bien langueteados, tuvimos esas zapatillas blancas de gimnasia hasta que aparecieron las que tenían luces, eran simplemente la raja, pero jugar a las escondidas con ellas fue un gran error. El uniforme del colegio se respetaba y no se deformaba con las modas. Al colegio asistíamos con las mochilas llenas de cuadernos y libros (santillana y arrayán), y cuando nos daban tareas íbamos a las bibliotecas a pedir libros, copiábamos las tareas del pizarrón a tiza y las pruebas las hacíamos en hojas de roneo.
No sabíamos del celular ni play station, conocimos el Atari pero el Súper Nintendo nos cambió la vida, soplábamos el cartucho después de resetear las mil y una veces la consola. La revolución de la computación empezó cuando lo más entretenido era usar el PAINT y guardamos LA FOTO en un diskette que no funcionaba nunca pues había que formatearlo, fuimos los pioneros de Internet, cuando el fotolog ni siquiera existía y usamos el msn cuando no teníamos la opción de la foto y el lenguaje Chat no era una oda al hablar como estúpidos.. Alcanzamos a conocer los cassettes y grabamos las canciones de la radio, nos pasábamos toda una tarde buscando por distintas emisoras el tema de nuestras vidas. Pasamos del personal estereo al cd walkman que NO tenía radio, un solo golpecito y el cd se jodía. Crecimos escuchando grupos como Soda y Nirvana, eran los tiempos en que los Ilegales y Sandy y Papo eran los reyes de las fiestas, pero ya más grande algunas fuimos parte del fenómeno del pop y alucinamos con los Backstreet Boys, por supuesto que tuvimos la versión chilena que fue Stereo 3, también cantamos el Aria Ario de Paolo Menguzzi. En ese entonces era la Generación 2000 del Venga Conmigo la que imponía las canciones del momento.
Somos la última generación cuerda, no necesitamos de sicólogos ni estudios exhaustivos sobre nuestro comportamiento, si nos portábamos mal un coscorrón o un castigo lo solucionaba todo, fuimos lo bastante responsable para asumir nuestros actos. ¡Hemos vivido tanto y con orgullo podemos mirar atrás y decir… chucha que estamos viejos!
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